¿A dónde nos vamos?
Nos acercamos a París, una de esas ciudades mágicas donde basta con sentarse en una terraza a observar y dejar pasar la moda frente a tus ojos en un ir y venir ininterrumpido, para tomar fotos sin cesar, sin necesidad de mover un pie.
¿Quién está detrás?
El autor de esta maravilla es el periodista Fred Vielcanet, un fotógrafo con décadas de profesión a sus espadas. Su trabajo monumental es fuente de inspiración para todo el mundo, incluidos los centenares de nuevos bloggers que lo toman de ejemplo. Fred no solo es reconocido internacionalmente como uno de los más hábiles cazadores de moda, sino también como uno de los fotógrafos más delicados y apasionantes.
¿Por qué nos gusta?
Antes que una base de datos bella y exhaustiva, Easy Fashion es una institución de estilo. Fred es especialista en captar ese aura que delata a la gente singular, logrando que su trabajo parezca fácil. Vivir en París da mucho juego para estar familiarizado con la magnificencia de la moda, pero también con los intentos fallidos de las personas que desean llamar la atención a toda costa asomándose al púlpito de las miradas. Fred no se distrae en el espectáculo de la falsedad, filtra la falta de magia y se detiene solo ante lo que realmente merece la atención. Easy Fashion representa la honestidad de la vieja escuela, anterior al boom de los blogs y la fiebre estudiantil que hace cola a las puertas de las fashion weeks.
Sabe que la moda es sólo un negocio y que las prendas son el pretexto. Vive con comodidad vendiendo su arte, capturando lo excepcional que se encuentra de frente, pero eso, en el fondo, sólo depende de una suerte aprendida y de un criterio de selección sobrevalorado. Como si hablara de la extinta alta costura, Fred Vielcanet es un nostálgico de un momento de la moda que ya quedó atrás, más amable y auténtico, cuando los fotógrafos aún no se pisaban la toma, ni los aprendices de brujo se disfrazaban para salir en la foto de las alfombras rojas.
Dice seguir acudiendo a las pasarelas porque son esas fotos las que mejor vende a las revistas, pero a él lo que le gusta de verdad es callejear e investigar en lo desconocido. Como auténtico coolhunter, su verdadero interés son las personas. Le encanta hablar con gente desconocida, pararla por la calle y pedir permiso para tomar fotos. Dice que una vez encontró a la chica parisina perfecta, esa que todos los cazadores buscan sin encontrar jamás, pero ella se negó a ser fotografiada. Fred no entiende por qué le dijo que no. ¿Por qué alguien desearía huir de todo eso, de la adulación y de la vanidad? ¿Por qué sigue existiendo un misterio que se le resiste? ¿Es complicado de entender que alguien desee pasar de puntillas por la arena del circo sin despertar a las fieras?
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